lunes, 13 de febrero de 2012

Cuello


El Cuello.

El cuello, con su forma cilíndrico  se mantiene erguido durante la bipedestación y guía los movimientos de la cabeza merced al  fuerte sostén de la columna ósea  cervical y la masa muscular que la rodea. Es una importante estructura de pasaje para el sistema vascular arterial y venoso, los vasos y ganglios linfáticos, el tubo digestivo y la vía aérea, y aloja además a la tiroides y las paratiroides. Estas características anatómicas posibilitan que sus modificaciones patológicas se hagan accesibles a la inspección, la palpación y, a veces la auscultación.

La forma normal del cuello puede ser modificada por algunas anomalías congénitas, como el síndrome de Klippel-Feil  (cuello muy corto por ausencia de las vertebras cervicales superiores).  El tortícolis congénito (acortamiento del musculo esternocleidomastoideo) provoca una inclinación lateral característica de la cabeza. Puede ser  también adquirido, espasmódico y doloroso (inflamatorio o traumático). 

El Síndrome madiastinico da lugar a una distensión venosa con circulación colateral y edema, denominado en esclavina porque se extiende hasta los hombros.

Diversas formaciones tumorales pueden hacer  relieve sobre la superficie cervical. Las mas frecuentes se originan en los ganglios y la glándulas tiroides.

Se debe tener cuidado de no confundir la palpación del asta mayor del hueso hioides, alta en el cuello, con una adenopatía y adquiere movilidad con la deglución. 

El diagnostico del higroma quístico es simple por su ubicación lateral y su traslucidez a la iluminación.
Los quistes branquiales también pueden ser  tomados por adenopatías.  Aparecen en el  tercio superior del cuello, detrás del esternocleidomastoideo.  Rodeando su  borde.  Se palpan como una bolsa de agua caliente a medio llenar.

En raras ocasiones, un  divertículo faríngeo puede adquirir un tamaño como para hacer procidencia en el cuello (se vacían al comprimirlos).

Los quistes tiroglosos se sitúan sobre el borde superior del cartílago tiroides,  en la línea media, aunque a veces aparecen ligeramente lateralizados hacia la izquierda, donde se halla el musculo elevador de la glándula tiroides. Ascienden al propulsar la lengua hacia afuera. Al operarlos pueden dejar, en su lugar, una fistula tiroglosa muy propensa a infectarse y abscedarse. 

La posición de la tráquea se puede reconocer por la palpación. Se debe colocar el índice por encima de la horquilla esternal; la tráquea se reconoce por la silencia de sus anillos. El dedo se debe desviar luego hacia ambos lados para evaluar el espacio que separa la tráquea de los esternocleidomastoideos.
El craqueo laríngeo se efectúa moviendo lateralmente el cartílago cricoides tomado entre el índice y el pulgar. La sensación de roce característica puede desaparecer en el cáncer laríngeo o en el bocio retro esternal.

Además de la morfología, también se deberá tener en cuenta la evaluación de la movilidad del cuello, que esta contraindicada en el paciente en el cual se sospecha un traumatismo cervical. La rigidez e imposibilidad de flexionar el cuello constituye un signo fundamental en la meningitis y se la debe diferenciar de la rigidez por espondilo artrosis, que también limita la rotación lateral conservada en la meningitis.

Examen de las arterias del cuello.

En reposo físico y mental solo son visibles, en condiciones normales, algunos latidos carotideos, excepto en jóvenes delgados o con hábitos atléticos en quienes pueden percibirse latidos en áreas supraclaviculares (pulso subclavio) y aun supra esternal.

En el pos esfuerzo inmediato en los estados hipercineticos en general (simpaticotonía, anemia crónica síndrome febril, hipertiroidismo), es mencionado. Lo mismo ocurre en la hipertensión arterial con aumento de la presión diferencial, sobre todo con elevación predominante de la sistólica, así como en los individuos añosos adelgazados y en aquellos con ateromatosis aortica exagerada por perdida en la elasticidad y, por ende de la amortiguación de la eyección ventricular, que se transmite con mayor rapidez y amplitud por las paredes arteriales. 

No obstante las pulsaciones alcanzan mayor magnitud en las formas graves de insuficiencia valvular aortica y en todas las variedades de fistulas arteriovenosas, incluyendo el conducto arterioso persistente y otras comunicaciones congénitas directas aortopulmonares. En tales circunstancias, los latidos arteriales amplios y múltiples contribuyen el denominado baile arterial que en su mayor expresión (con cabello sincrónico de la cabeza) cataloga como toda insuficiencia valvular aortica.

Un latido cervical unilateral y amplio puede corresponder a un aneurisma de la arteria subclavia o de la carótida pero esto es muy raro; en la mayoría de los casos, cuando ocurre a la derecha en personas de edad avanzada, en especial mujeres, corresponde al clásico sifón carotideo secundario a cambios escleróticos con elongación de la arteria y no a un verdadero aneurisma. A diferencia de estos, no ocasiona síntomas y su evolución es benigna.

En contraste la disminución o ausencia de latidos carotideos palpables suele implicar obstrucción casi siempre ateroesclerosis. En el primer caso el flujo turbulento que la acompaña genera u frémito sobre su trayecto. No obstante a veces u  trayecto tortuoso por ateroesclerosis, en oposición al sifón puede ocasionar la profundización y ocultamiento arterial con la consiguiente atenuación y aun ausencia de latidos. Por todo esto un examen con ecodoppler  es obligatorio para establecer de manera fehaciente una obstrucción carotidea.

De vez cuando, la obstrucción traumática o ateroesclerótica de una arteria subclavia produce, junto a un pulso braquial mas o menos disminuido (pulso diferente) cuadros vertiginosos por la inversión del flujo arterial en el sistema vertebro basilar que aparecen durante el ejercicio del brazo comprometido (robo de la subclavia).

Los frémitos cervicales pueden obedecer a obstrucciones  carotideas significativas (del 60 al 90% de la luz) y se ubican en el trayecto arterial. También pueden propagarse a partir de estreches aorticas (valvulares en su mayoría o supra valvulares) y en tal caso se palpan en ambas carótidas pero con predominio derecho y casi siempre presentan mayor intensidad sobre el foco auscultatorio  aórtico.

El conducto arterioso persistente y otras fistulas aorto pulmonares producen un frémito continuo (sistólico o  diastólico) o solo sistólico que se propaga en especial a la carótida y a la subclavia izquierdas pero su mayor intensidad suele estar en el 2do y 3er espacio intercostal izquierdo.

Muy rara vez una estrechez pulmonar valvular puede propagarse al cuello (las vibraciones de la turbulencia en la rama izquierda de la arteria pulmonar se trasmiten a la del cuello.

Un frémito sistólico o continuo puede también palpar se sobre la glándula tiroides agrandada y con aumento de la temperatura de un bocio hipotiroideo, sobre todo en la enfermedad de Gravez-Basedow. De vez en cuando un frémito con características similares puede palparse en otros sitios frente a fistulas arteriovenosas cervicales traumáticas.

Del sistema venoso del cuello interesan dos aspectos: la turgencia que es la expresión dela presión venosa sistémica y las pulsaciones (o pulso venoso), que son traducción visible del ciclo cardiaco y sus alteraciones.
El examen de la glándula tiroides forma parte del cuello y deberá efectuarse con el paciente sentado o de pie, con el tórax desnudo y con buena iluminación.

Inspección, se inicia con la inspección de los planos anterior, posterior y laterales del cuello, incluida la región submandibular, donde puede advertirse, en algunos casos, un pequeño nódulo en la línea media, correspondiente a resto embrionarios del conducto tirogloso.

La inspección del cuello por delante permite observar la región de la glándula tiroides cuyo se sitúa por debajo del cartílago cricoides a nivel del segundo o tercer anillo traqueal. Sera comprobar la posición de la traqueal, central o lateralizada, colocando un dedo en el hueco supraesternal, recordando que su posición normal esta en la línea media y que puede resultar desplazada hacia uno u otro lado por masas cervicales o intratoracicas. Deberá observarse la simetría correspondiente a la proyección de los lóbulos de la glándula tiroides pues la asimetría en la simple inspección puede indicar la presencia de un nódulo.

La visualización de los planos laterales del cuello permitirá verificar la existencia de adenopatías y otras masas que pudieran hablarse relacionadas con una patología tiroidea. La inspección se completara, con la observación del relleno venoso, modificado, en ocasiones por bocios cervicotoracios voluminosos que ocluyen parcialmente el estrecho superior del tórax provocando ingurgitación yugular que se agrava después de la elevación de ambos miembros superiores. Debe registrarse, además la presencia de latidos arteriales visibles que podrían corresponder a una hiperfunción tiroidea. Antes de pasar a la palpación de la glándula se observara lo que ocurre cuando el sujeto deglute dada la importancia semiológica que se atribuye al ascenso de los nódulos tiroideos y formaciones relacionadas con la laringe durante la deglución.

La palpación de la glándula tiroides se inicia deslizando el pulpejo de los dedos sobre la superficie cutánea que corresponde al lugar donde esta ubicada la glándula, destacando cualquier anormalidad o sobre elevación, así como la sensibilidad que se produce al arrastrar la piel sobre ambos lóbulos. La palpación puede realizarse de diferentes maneras, en una de ellas, el medico se sitúa detrás del paciente y abraza el cuello por delante, reconociendo la topografía laríngea de arriba hacia abajo, el cartílago tiroides o nuez de Adan y por debajo el cartílago cricoides, para proseguir con la palpación del istmo tiroideo y ambos lóbulos.

El medico puede situarse por delante del paciente y emplear los dedos de ambas manos identificando los mismos elementos, podrá hacer una ligera presión y desplazamiento de la tráquea sobre un lóbulo tiroideo hacia el lado opuesto con el objeto de poner de relieve una formación (nódulo) advertida en el lóbulo opuesto (maniobra de Labey).

La detección de alguna anomalía obliga a definir su ubicación, tamaño, superficie, consistencia, fluctuación, movilidad o fijeza, sensibilidad, estremecimientos, latidos y adenopatías asociadas.


NOTA: 
La parte escrita fue tomada de: SEMIOLOGIA Y TECNICA EXPLORATORIA (SUROS), SEMIOLOGIA MEDICA Y PROPEDEUTICA (ALVAREZ).

La parte grafica fue tomada de: www.google.com.do  -  www.youtube.com

Cabeza




Homeostasis u Homeostasia: Es el equilibrio relativo existente en el medio interno del cuerpo, mantenido de manera natural mediante respuestas adaptativas que promueve la salud.

  
 
Convalecencia: Es el periodo intermedio entre la salud y la enfermedad; periodo durante el cual el organismo se recupera y se establecen las funciones anteriormente alteradas.

   
 
Fases de la convalecencia:

  •     1era. Fase o fase de lesión aguda: Clínicamente el paciente presenta, incapacidad, deseos de dormir, requiere medicamento, no desea ser molestado, la temperatura corporal esta elevada, adopta una posición cómoda y persiste en su posición sin que lo molesten.
  •          2da Fase o fase de crisis: Se caracteriza por la recuperación del peristaltismo, expulsión de gases, aparece el apetito, hay disminución del dolor, le interesa ser visitado y volver a la vida
  •       3era Fase o Fase Anabólica: Hay aumento de la fuerza, del apetito, de la ingesta de alimento, de la absorción intestinal y balance retrogrado.
  •     4ta Fase o Fase de aumento de grasa: El paciente gana peso corporal, el cual es un peso extra al peso corporal normal. 


Exploración: para ser completa debe ser ordenada y seguir un orden lógico el cual comprende:

       1.      Interrogatorio o anamnesis:
       2.      Inspección: (somática general: actitud, facies, piel, estado de nutrición, habito corporal, talla, marcha, movimiento; Somática local: tórax, abdomen).
       3.      Palpación: superficial y profunda.
       4.      Mensuración: híper o hipoplasias.
       5.      Percusión: torácica, abdominal.
       6.      Auscultación: torácica, cardiaca.
       7.      Métodos complementarios: hematológicos, químicos, serológicos, radiológicos.

 

 
El interrogatorio: es el primer acto medico que conduce al diagnostico, se basa en el contacto interpersonal protagonizado por el enfermo que sufre y el medico en quien el confía. Una buena anamnesis representa la mitad del diagnostico.

Inspección: es el examen del enfermo por medio de la vista, se basa para el diagnostico, se divide en directa o inmediata e instrumental o mediata. La inspección comienza tan pronto nos enfrentamos con el enfermo, hay criterios básicos a tomar en cuenta: buena luz, posición correcta del enfermo, atención concentrada y permanente.

Palpación: es el método de exploración que se vale del sentido del tacto, permite el examen de las partes normales o patológicas colocadas bajo la piel o en cavidades naturales de pared flexibles con aplicación metódica de los dedos o mano sobre la superficie cutánea; además de la palpación directa, se practica la indirecta por medio de instrumentos por lo cual se exploran los conductos y la cavidades.


Percusión: consiste en golpear suavemente la superficie del cuerpo con el fin de obtener sonidos cuyas cualidades permiten reconocer el estado físico del órgano subyacente, hay percusión comparativa porque por medio de ella comparamos el sonido que se obtiene en esta misma región de manera normal.

Auscultación: consiste en aplicar el sentido del oído para recoger todos aquellos sonidos o ruidos que se producen en el órgano; estos ruidos pueden ser originados por el propio organismo.

Métodos complementarios: como su nombre lo indica, completan la exploración clínica facilitando el diagnostico.


Lesiones cutáneas elementales:


Lesiones primarias: son las formas originales en que aparecen las diversas lesiones:
o      Macula: constituye una marcha cutánea circunscrita sin elevación ni depresión.
o      Pápula: es una formación cutánea patológica, solida y elevada, no mayor de medio guisante.
o      Vesícula: es una formación cutánea patológica y elevada, del mismo tamaño que la pápula pero que contiene un líquido seroso.
o      Pústula: es una formación cutánea patológica y elevada que contiene pus.
o      Ampolla: es una elevación de la piel mayor que medio guisante, que contiene líquido libre.
o      Nódulo: es una formación cutánea patológica y solida cuyo tamaño entre medio guisante y el de una avellana.
o      Tumor: es una formación patológica solida de la piel de mayor tamaño que una avellana.
o      Roncha: es una elevación cutánea transitoria y circunscrita producida por edema de corion.


Lesiones Secundarias: Se desarrollan a partir de las primarias, como resultado de la formación ulterior:
o    Exfoliación: esta constituida por una masa de epidermis descamada.
o    Costra: es una masa que se forma sobre la superficie de la piel, debida a la acumulación de exudados.
o    Excoriación: es una abrasión superficial de la piel.
o    Fisura: es una grieta de la piel, que de ordinario se extiende por la epidermis hasta el seno del corion.
o    Ulcera: es una perdida cutánea de sustancia, circunscrita que se extiende desde la epidermis hasta el corion, tiene por causa un proceso patológico.
o    Cicatriz: es una formación de tejido conjuntivo que sustituye a una pérdida anterior de sustancia del corion.
o    Queloide: es una cicatriz exuberante.
o    Mancha. Es un depósito anómalo de sustancia colorante como resultado de un proceso patológico.
o    Erupción: es el resultado de la combinación de algunas de estas lesiones elementales, que sobrevienen en un caso dado.


 
Cabeza:


El cráneo permite reconocer anomalías de valor diagnostico. En el hombre normal, la altura de la cabeza es 1­­/8 de la talla. El cráneo tiene una forma ovalada en sentido anteroposterior y su tamaño varia de un individuo a otro y de acuerdo con la raza.

El agrandamiento de la cabeza (macrocefalia) puede ser constitucional, pero adquiere importancia diagnostica en la hidrocefalia (aumento del volumen del liquido cefalorraquídeo. En el niño provoca retardo de en el cierre de las fontanelas e incremento de su tensión, con resistencia a la palpación. En el adulto, la enfermedad de paget.

Microcefalia, consiste en un desarrollo menor del cerebro y se asocia con idiocia.

El cráneo debe palparse en toda su intensión para buscar deformidades localizadas.

Una tumoración craneana anormal puede corresponder a osteítis, periotitis sifilíticas, raquitismo, enfermedad de Von Recklinghausen, lipomas, quistes dermoideos, epiteliomas, sarcomas, hermatomas, aneurismas circoideos.

El pelo de la cabeza, debe analizarse en cuanto a cantidad, distribución, color, textura; tienen algún valor semiológico el pelo raro, seco y opaco del hipotiroidismo o el abundante y fino del hipertiroidismo. El pelo debe apretarse por sectores para buscar lesiones del cuero cabelludo como las alopecias.

Frente: hay anomalías específicas como son, la frente olímpica, amplia, prominente en el raquitismo.

El borramiento unilateral de los pliegues transversales, es un signo de parálisis facial periférica, El mantenimiento del rostro fruncido.

Las cejas: las cejas pueden perder totalmente su pelo en afecciones causantes de alopecia total, una pérdida parcial de su cola se ha descrito como característica del hipotiroidismo y de la sífilis.

Parpados: deben examinarse primero cerrados y luego abiertos; Los parpados son asiento frecuente de edema por la laxitud de su tejido subcutáneo que les permite distenderse ampliamente.

El mixedema hipotiroideo no se modifica con la postura y acompaña a la facies hipotiroidea característica. el edema palpebral de causas locales puede ser asimétrico (picaduras de insectos, traumatismo, infecciones infraorbitarias y extra orbitarias), es importante reconocer si el origen es inflamatorio (rubicundez, dolor, aumento de la temperatura).


La eversión del borde palpebral (ectropopion) obedece a una reacción cicatrizal o a parálisis del orbicular de los parpados, lo acompañan blefaritis y epifora.

El entropión es la inversión del borde palpebral causada por afecciones conjuntivales retractiles o por hipertonía del musculo orbicular.

La ptosis es el descenso o caída palpebral, puede ser unilateral (parálisis del III par craneal)o bilateral (miastenia gravis).

El enoftalmos es la disminución de la hendidura palpebral, se observa en la parálisis del simpático cervical o síndrome de Claude Bernard-horner, y a parece acompañado por miosis y anhidrosis.

El lagoftalmos es la oclusión incompleta de los parpados causada por exoftalmos (postración del glóbulo ocular) o parálisis facial periférica.

En el mongolismo se forma un repliegue semilunar que ocluye el ángulo interno del ojo (epicanto).

El exoftalmos es la saliencia del globo ocular y puede ser unilateral o bilateral. El exoftalmos bilateral es muy frecuente en el hipertiroidismo y puede adquirir proporciones muy importantes (exoftalmia maligna), con el riesgo de graves lesiones corneanas. La forma unilateral es menos frecuente, obliga a pensar en tumores, aneurismas, quistes y procesos infecciosos retro oculares.

El borde libre de los parpados puede ser asiento de infecciones (blefaritis) agudas o crónicas, que se manifiestan por pequeñas costras descamativas. El orzuelo, es un nodulillo inflamatorio, estafilocócico, tenso, rojizo y saliente en el borde palpebral, que puede supurar en forma espontanea.

El chalazión es un granuloma a partir de una glándula de meibornio, indoloro, que a diferencia del orzuelo, hace procedencia en la cara anterior del parpado y no en el borde.

El epitelioma baso celular es frecuente, se ubica en el parpado inferior y tiene el espectro de  una pápula brillante con su centro ulcerado. La dacriocistitis es la inflamación del saco lagrimal, se presenta como una tumefacción entre el parpado inferior y la nariz, aguda o crónica; el lagrimeo es constante y su comprensión provoca extrusión de liquido hacia el parpado superior, incurvándolo en forma de S. puede observarse directamente si se eleva la parte temporal del parpado y se hace mirar al paciente hacia abajo y adentro.

Los xantelasmas son placas amarrillas ligeramente salientes con límites netos, que aparecen en la porción nasal de uno o ambos parpados.


Ojos: la inspección de las conjuntivas y la esclerótica tiene gran valor semiológico. Hay que hacer descender ambos parpados mediante la aplicación de la yema del del dedo índice en sus bases. Los parpados superior e inferior de cada ojo pueden ser separados simultáneamente y ampliamente colocando a modo de pinza el pulgar sobre el inferior y el índice sobre el superior. La eversión del parpado superior permite investigar cuerpos extraños en su cara interna. El paciente debe mirar hacia abajo mientras el medico toma el borde libre y las pestañas entre el índice y el pulgar. Tirara suavemente hacia abajo y afuera. Luego deberá colocar un objeto similar a un estilere fino. La disminución de su tono rosado o palidez es un signo de anemia, atreves de la conjuntiva bulbar se reconoce el color amarrillo de la esclerótica ictérica, que se hace mas evidente con la luz natural, puede aparecer petequias embolicas en la endocarditis infecciosa.

La quemosis es el edema inflamatorio de la conjuntiva bulbar. En la conjuntivitis se observa un enrojecimiento con inyección conjuntival y dilatación vascular de predominio periférico, con ardor más que dolor. Aparece en muchas enfermedades infecciosas o alérgicas. Se la debe diferencial de otras afecciones que se presentan con el ojo rojo.

En las iritis agudas el dolor es moderado, la visión disminuye, no hay secreciones, la pupila es pequeña y a veces irregular, la cornea puede ser levemente nubosa; se asocia con varias afecciones sistémicas.

En el glaucoma agudo la pupila se dilata y la cornea se torna opaca y nubosa. Se observan vasos dilatados alrededor del iris que se disponen en forma radiada. No aparecen secreciones. El dolor es intenso, la visión esta disminuida y requiere tratamiento urgente.

La hemorragia subconjuntival, motivo frecuente de consulta, se presenta como un area homogénea rojiza, meramente demarcada, que en pocos días se torna amarillenta y desaparece luego sin ningún otro signo. Por lo general es intrascendente (pequeños trautismos, aumento súbito de la presión venosa, etc.) y no depende del aumento de la tensión arterial, como temen los pacientes, alarmados por la espectacularidad del signo.

La pinguecula es un engrosamiento triangular amarillento, graso, que puede observarse a ambos lados de la cornea. Aparece en la edad avanzada y carece de significación clínica. El observador inexperto puede confundirla con ictericia.

El prerigion es una membrana vascularizada, conjuntiva que aparece en ambos ángulos del ojo y puede invadir la cornea y deformar la pupila.

La hiposecreción (xeroftalmia) lagrimal con escozor provoca una queratoconjuntivitis que junto con la xerostomía (hiposecreción salival) constituye el síndrome de sijogren.

La esclerótica cubierta por la conjuntiva bulbar puede presentar: inflamación (generalizada o en parches), como en la episcleritis reumatoidea; coloración azulada en la ostegenesis imperfecta  tipo J: maculas negruzcas o apizarradas debidas al cumulo pigmetario de acido homogentisico en el tejido conjuntivo (ocronosis) en la alcapronuria.

La cornea debe examinarse mediante una iluminación oblicua. Se puede reconocer el arco corneano (gerontoxon), anillo blanco grisáceo ubicado por dentro del limbo, que aparece en la edad avanzada y no tiene significación patológica.

El anillo de Kayser-Fleisher es una banda parduscoda a la acumulación de cobre en la degeneración hepatolenticular de Wilson. A veces se ve únicamente con lámpara de hendidura. Es casi paronomonico.

Las nubeculas (opacidades tenues) y los leucomas (blancos) son lesiones cicatrizales de la cornea de formas y tamaños variados. En el queratocono, la cornea se hace cónica.

El cristalino debe observarse a través  dela pupila en busca de opacidades grisáceas causadas por cataratas, que pueden ser centrales y redondeadas o corticales periféricas en forma de manchas que apuntan hacia el centro. Si se ilumina la pupila en forma tangencial para ver el iris, se debe investigar la formación de una sombra semilunar en el lado opuesto. Esto sucede cuando el iris se proyecta hacia adelante y forma un ángulo inusualmente cerrado con la cornea en lugar del ángulo abierto normal. Este ángulo estrecho aumenta el riesgo del glaucoma de ángulo cerrado, cuando se bloquea el drenaje del humor acuoso.

La pupilas normales son centrales, circulares, iguales entre si y simétricas. La discoria es la irregularidad de sus bordes (iritis, iridociclitis y neurolues). Pueden aparecer anomalías congénitas como ectopia que es la ubicación excéntrica, acoria, su ausencia, policoria, la existencia de varias pupilas, coloboma, la deformación alargada con aspecto de orificio de cerradura.

El diámetro pupilar normal es de 2 a 4 mm. Su aumento se denomina midriasis y su disminución miosis. Sus asimetría es la anisocoria. La semiotecnia para investigarlas, y su mecanismo y causas corresponden a la semiología neurológica y a la oftalmología, al igual que el examen de la motilidad ocular extrínseca, la agudeza visual, la campimetría y el fondo de ojo.

 
Nariz.
En la sífilis se puede presentar el hundimiento de la base en silla de montar. La nariz del hipotiroidismo es ancha e infiltrada. En el mongolismo es corta, chica y redondeada. La rosácea deforma la nariz, que aparece eritematosa, con relangiectasias, pápulas y pústula que se extienden a la vecindad. Su estadio final, el rinofima se caracteriza por una hipertrofia de las glándulas sebáceas, con los folículos pilosos prominentes y un aspecto abollado. La nariz del alcohólico esta enrojecida, tumefacta y con relangiectasias. En el lupus eritematoso sistémico se presenta con una macula eritematoescamosa extendida a las mejillas.

Los forúnculos son frecuentes y se distinguen por la formación de un área tensa, rojiza, y tumefacta con pústula típica.

La parte anterior de las fosas nasales puede examinarse en forma directa indicándole al paciente que incline levemente la cabeza hacia atrás y levantándole la punta de la nariz con el pulgar, con una buena iluminación. Puede completarse con una rinoscopia anterior mediante un pantoscopio con un especulo corto y ancho apropiado.

En la rinitis aguda y el resfrió común, la mucosa esta enrojecida y tumefacta, mientras que en la rinitis alérgica se presenta engrosada, pálida y grisácea.

Las desviaciones del tabique nasal forman una saliente asimétrica de este hacia un lado, mientras que las perforaciones se visualizan como una solución de continuidad.  Se producen en el glaucoma medio facial, la inhalación de cocaína y los traumatismos.

La rinoscopia posterior pertenece a la esfera de la ororrinolangologia, los senos paranasales deben explorarse mediante la palpación y la transiluminacion. La palpación se efectúa con los pulgares aplicados en la frente sobre el extremo nasal de las cejas y en las regiones infraorbitarias, ejerciendo una presión suave sobre cada seno, en forma alternativa. En la sinusitis puede depertarse un dolor localizado que sumado al dolor espontaneo y la rinorrea purulenta posee valor diagnostico.

Boca.
El examen de la boca debe comenzar por los labios, cuyas lesiones se reconocen con cierta facilidad. La palidez de la anemia y el color rojo azulado de la cianosis suelen ser evidentes en los labios y de gran valor diagnostico cuando sea difícil reconocerlos en la piel.

El herpes simple, muy frecuente, provoca una erupción multivestibular, dolorosa, de los labios y la piel vecina. Al romperse, las vesículas se hacen costrosas y curan en forma espontanea al cabo de 10-12 días.

El chancro sifilico puede presentarse como lesión primaria en el labio y también en el piso de la boca, es redondeado, duro, ulcerado en el centro y costroso, se le debe diferenciar del carcinoma, que por lo general afecta al labio inferior, con las características de una placa engrosada y ulcerada que no cicatriza y es mas frecuente en hombre.

La estomatitis angular o boquera provoca una inflamación en los ángulos de los labios, fisuradas y dolorosas.

La queilitis es la inflamación habitual labio inferior, doloroso, fisurada, costrosa y descamativa, a menudo es crónica y no tiene una causa clara.
Una macula pigmentadas pequeñas, visibles también en la mucosa bucal, en la cara y en los dedos, deben hacer sospechar el síndrome de Peurz-Jeghers, asociado con poliposis del colon.

Las telangiectasias dela enfermedad de Rendu- Osler afecta a los labios.

Después de examinar los labios, se debe pedir al paciente que abra la boca y con la ayuda de un depresor de lengua, inspeccionar la mucosa oral.

Las aftas son ulceración pequeña, redondeadas u ovales, blanquecinas y rodeadas por un halo eritematoso, dolorosas, aveces múltiples y recurrentes. La moniliasis (candidiasis) se caracteriza por placas blanquecinas que pueden afectar toda la mucosa y ser eliminadas con el raspado.

Las maculas hiperpigmentadas que comprometen también las encías, son típicas de la enfermedad de Addison. Las manchas de Koplik, pequeñas, formadas por una areola roja con un punto blanco en su centro que sobresale, de diámetro menor de un 1 mm, en numero de 3 a 4 hasta 20 o 30, tienen gran importancia para el diagnostico del sarampión.

La inflamación de la salida del conducto de Stenon (enrojecimiento e infiltrado) es un signo temprano de parotiditis epidémica (paperas).

La ránula es una tumefacción quística, generada por la obstrucción de una glándula salival. Suele observarse en la región sublingual, por fuera de la línea media y tiene aspecto translucido.

Se deben examinar luego las encías, la gingivitis se caracteriza por el enrojecimiento y tumefacción de las encías, que hacen procedencia entre los dientes y sangran con facilidad. Sino se le trata, se transforma en paradentosis o piorrea con periodontitis y focos supurados en las papilas intermediarias. Las encías se retraen y dejan expuestos los cuellos de los dientes.

La hipertrofia gingival, se observa en el embarazo, el tratamiento con difenilhidantoina y la leucemia. El ribete de Burton es una línea negro-azulada de las encías a unos milímetros de sus márgenes que aparece en la intoxicación por plomo o bismuro. La pigmentación melanica de las encías es normal en los negros, pero puede encontrarse en la enfermedad de Addison.

El épulis es un tumor localizado en las encías, por lo general inflamatorio, pero en ocasiones neoplasico.



Lengua.
La lengua debe inspeccionarse en toda su extensión, hay que indicar al paciente que abra la boca, observándose el dorso, se le pide que saque la lengua y luego que la eleve, haciéndola tomar contacto con el paladar para analizar su superficie inferior y el piso de la boca. Si aparece alguna lesión sospechosa, se deben usar guantes y tomar la punta de la lengua con una gasa, llevarla a ambos lados y palparla con la mano libre. La lengua puede estar agranda (macroglosia) en el hipotiroidismo, la acromegalia y la presencia de angiomas. Puede presentarse lisa, despabilada y sensible en la hipovitaminosis y algunos tratamientos antitumorales se ve, negra, vellosa por elongación de las pupilas en la antibioricoterapia; saburral por hipertrofia de las pupilas filiformes y falla en la descamación normal (cuadros febriles y ayuno), de aspecto geográfico por la desaparición de las papilas en forma lineal, o escrotal debido a la presencia de múltiples fisuras, ambas de casusa desconocida; con variscosidades de color purpurico en la cara inferior, sin significación patológica; con leucoplasia, placa blanca, engrosada, adherente, seca, que puede ser premaligna, como una ulceraindura en los bordes o en la base (carcinoma).

Fauces.
Las fauces se deben observar haciendo pronunciar al paciente con energía el sonido aaah. Con un depresor de lengua, se deprime la lengua, con lo cual se puede ver la pared faríngea posterior, las amígdalas y el movimiento de los pilares anteriores y la úvula. Las amígdalas pueden ser muy grandes y aproximarse a la línea media, pero no estar infectadas necesariamente. Esta hipertrofia no es indicadora de enfermedad en si misma. Las criptas amigdalinas pueden contener material descamativo blanquecino, que debe distinguirse de las placas exudativas de la amigdalitis pultácea.

Las faringitis virales muestran enrojecimiento y edemas leves y folículos linfoideos prominentes en la pared posterior. La faringitis estreptocócica se presenta con enrojecimiento, tumefacción, y placas de exudado blanquecino en la faringe y en las amígdalas, con adenopatías satélite (sub ángulo maxilar). La faringoamigdalitis de la mononucleosis infecciosa también suele ser exudativa puede asociarse a petequias en el paladar y adenopatías generalizadas. En la difteria (ahora rara) el exudado puede ser similar pero se extiende sobre el paladar blanco y la úvula con formación de membranas.

Las aftas pueden asentar también en los pilares, la úvula y las amígdalas.

La angina de vicent es una forma gangrenosa con ulceración de aspecto sucio y bordes netos en las amígdalas, causada por gérmenes anaerobios.

En la agranulocitosis se observan ulceras necróticas no supuradas, que pueden comprometer al resto de la mucosa oral.

Los abscesos periamigdalinos (estreptocócicos o estafilocócicos) desplazan la amígdala hacia la línea media la deglución puede resultar extremadamente dolorosa y provocar babeo.

Las parótidas y las submaxilares pueden palparse. La hipertrofia de la parótida se aprecia como una curnoracion visible y palpable por fuera y hacia atrás de la rama ascendente de la mandíbula. Los agradamientos moderados se reconocen abarcando con los dedos en forma despinza el pulgar hacia adelante  el borde posterior, saliente de la rama mencionada.

Un agradamiento bilateral progresivo y a veces marcado caracteriza a la parotiditis epidegtica. El agradamiento unilateral progresivo indoloro deberá hacer sospechar un cáncer de parótida. El alcoholismo provoca una hipertrofia bilateral moderada y permanente.

Una tumefacción aguda intermitente que desaparece con rapidez, puede ser causada por litiasis del conducto de Stenon. Los rumores parorideos son reconocibles por su dureza y fijeza. La glándula submaxilar agrandada por litiasis o infecciones (submaxilitis), se palpa mejor pidiendo al paciente que presione la lengua contra los incisivos superiores con lo cual se contraen los musculos del piso de la boca.

Oído.
El examen de las orejas tiene importancia semiológica. Pueden sufrir malformaciones congénitas en tamaños y forma. La cianosis puede reconocerse con claridad en los lóbulos. La transiluminacion permite descubrir alteraciones embolicas vasculares pequeñas en la endocaptonuria, similares al de las escleróticas.


El pabellón auricular puede ser asiento de eritema pernio (sabañones) y epiteliomas. En el hélix y el antihelix pueden reconocerse pequeños nódulos duros (rofos gotosos) de acido úrico que a veces eliminan cristales blanquecinos. No se los debe confundir con el ruberculo de Darwin del borde auricular que es una variación normal congénita equivalente a la punta de las orejas de los animales ni con la condrodermatitis helicis (nódulo pequeño, duro y doloroso en el hélix), predominante en el hombre y en la oreja derecha que debe ser biopsiado por su posible confusión con un carcinoma.

Los traumatismos, por lo general de origen deportivo, pueden provocar hematomas intraauriculares que no coagulan y deforman la oreja dándole una forma en empanada.

En caso de que exista dolor o supuración de los oídos, se debe tirar del pabellón auricular hacia arriba y abajo y presionar sobre el trago y en un punto medio del surco retro auricular. La movilización de la oreja y la presión sobre el trago son dolorosas en la otitis externa y no en la media. Pueden observarse también quistes sebáceos retro auriculares, reconocibles por un punto negro en su centro.

Debe practicarse la otoscopia con la cabeza del paciente dirigida hacia el lado opuesto tomando la oreja por su extremo superior y tirando hacia arriba, atrás y ligeramente hacia afuera. Luego hay que insertar con cuidado el otoscopio en el conducto auditivo externo, con el especulo mas largo que se pueda acomodar en el.
Se debe identificar la presencia de secreciones cuerpos extraños o enrojecimiento y edema de la mucosa. En la otitis externa aguda el conducto esta engrosado estrechado húmedo y sensible. En la crónica la mucosa esta roja y es pruriginosa.

El cerumen varía en consistencia y color desde blando y amarillo hasta denso y oscuro. Los engrosamientos nodulares que obstruyen parcialmente el conducto sugieren osteomas o malignos.

Después se inspecciona el tímpano. Hay que saber reconocer sus características normales y algunas de las anomalías mas frecuentes (supuraciones, perforaciones otosclerosis, etc.) para remitir en tal caso, al paciente al otólogo.

La agudeza auditiva se puede reconocer en forma aproximada. Se provoca un chasquido suave con los dedos frente al conducto auditivo externo y se lo aleja hasta que el paciente deje de oírlo. La distancia a la que esto sucede es directamente proporcional a la agudeza de la audición. Como es obvio un estudio mas preciso requiere técnicas audiometrías instrumentales que corresponden la especialista.

Ante una disminución de la agudeza auditiva, no es difícil diferenciar si la causa es de conclusión o neurosensorial (perceptiva). Un diapasón de entre 256 y 512 Herrz (frecuencia que cae en el tango de la voz humana, que es de 300 a 3.000 Hz) se hace vibrar suavemente y se coloca en el vertex craneano o en el centro de la frente. Si la audición es normal, la vibración se oye en forma simétrica en ambos lados. Ante una hipoacusia unilateral, la intensidad del sonido aumenta (se lateraliza) hacia el oído afectado si es de conducción (al no percibir los ruidos del ambiente por la lesión en la conducción, el oído capta mejor la vibraciones). Si es neurosensorial; disminuyen en el oído afectado. Esta maniobra se denomina prueba de weber.

NOTA: 
La parte escrita fue tomada de: SEMIOLOGIA Y TECNICA EXPLORATORIA (SUROS), SEMIOLOGIA MEDICA Y PROPEDEUTICA (ALVAREZ).

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